Numerosas historias de televisión retratan a la clase media mexicana que trabaja bajo el control de jefes y situaciones que no le son del todo agradables, pero que deben aguantarse para conservar su puesto y satisfacer las pretensiones de su familia.
Debemos los bares, antros y discotecas a esta clase trabajadora.
Así es, mientras esperan ansiosamente los jueves, viernes y sábados para ir a gastar gran parte de su salario en bares, discotecas o alcohol (gran parte o todo), los empresarios de verdad, terminan su jornada laboral muy tarde en jueves y viernes, entienden bien que ir a emborracharse es síntoma de desatender compromisos venideros o no estar al 100% en su zona de concentración, por lo que cuando mucho van al cine con su esposa, hijos o prefieren ir a descansar a casa.
Los empresarios utilizan los fines de semana para recargar energías haciendo actividades que normalmente entre semana no pueden hacer y a preparar su agenda para el inicio del próximo lunes, hacen ejercicio, pasan tiempo de calidad con su familia, dedican tiempo a leer o a estudiar.
Mientras los “otros” hacen lo mismo semana tras semana, los empresarios van incrementando más y más su patrimonio.
No tiene nada de malo tomar un par de cervezas, lo malo es el derroche de dinero semana tras semana en algo improductivo y dañino, más aún cuando este gasto representa gran parte del salario que se recibe. Todo esto sin mencionar todos los demás hábitos que conlleva semana tras semana y actividades postergadas por concentrarse en sanear la dura resaca.
Así pues, en términos de lo que significa la atracción del dinero y su energía misma, están aplicando leyes contrarias a su atracción: el dinero se va, con quien lo trata mejor.